De camioncitos y muñecas Barbies

La gente por alguna razón se enteró de que alguna vez canté en una banda Beatle y desde ese entonces me atormentan con la pregunta “¿viste Across the universe?”. No no y no. La respuesta es desde hace 2 infructíferos años no. Y no es porque no quiera verla, sino que nunca me parece la ocasión oportuna. Y ahora, de la nada, mientras escribo y cambio de canales me encuentro con que la están proyectando. ¡Dios! Que feo se siente cuando las cosas que uno planifica para más adelante se nos adelantan con la vida y se nos vienen de golpe encima de la cabeza. (Y que patética película, ¿de verdad los personajes se llaman como las canciones para que después cuando canten parezca que les están cantando a ellos?).
Es el producto de la irrupción. Quizás sea una película fantástica, pero ahora, de mala gana, líneas de por medio, leyendo algunos subtítulos y otro no, no hay manera de que la película me llame la atención. Y me pasa igual con esas historias de amor que nunca se concretan y que de la noche a la mañana vuelven. Quiero decir. Estuve 3 años enamorada de la misma persona. Un día me entero de que está con mi mejor amiga. Al tiempo viene a querer decirme que ahora sí tiene ganas de estar conmigo. Y no se puede entendés. No podés mover las formas del universo a tu gusto y hartazgo. Yo tengo planes, tengo una nublada idea de lo que pretendo de mi vida y vos ya no estás ahí. No estás al menos en lo explícito. No podés venir a contrarrestar años de no querer con un instante agobiante de profundo deseo porque mi cabecita lenta y obsesiva por tener las cosas en su lugar no pueden concebirlo así. No me lo esperaba para nada. No encuentro la forma de volver a sentir lo que sentí antes.
Y esta película que ahora tiene escenas “psicodélicas” con The walrus de fondo me parece bastante bastante tonta. Me encontré una vez un libro de nombre “Ella imagina” que me tiró de la manga al instante, porque en sus primeras líneas decía “Yo no entiendo como la gente tiene gatos pudiendo tener obsesiones”. La obsesión de lavarse las manos 40 veces al día, pensar en qué pensaba antes de pensar en vos (nombre: “X”), las cajas, las cosas guardadas o el rotundo desorden. Estaba en mi época obsesiva, debe ser. Igual, como buen libro favorito en el que se convirtió, suelo volver a él para encontrarle sentido a mi vida y siempre siento lo mismo. (Cambié de canal, esa película y su banda sonora de mal gusto me estaban molestando).
Y hablando de obsesiones, siento esta extraña atracción por mirar FX. Tengo entendido que es canal de hombres. ¿O no? De todos modos esa no es la parte que me asusta, me gustan las películas de Tarantino, quiero decir, sangre brotando de brazos descuartizados y mujeres con sobredosis, y también las de ciencia ficción (todo lo que sé de la vida lo aprendí de Star Wars). Lo raro de mirar FX es el concepto por contradicción. Dios, encuentro FTV tan asquerosamente aburrido. Mujeres desfilando por una pasarela interminable con ropas tan horriblemente coloridas que ni ellas mismas se las pondrían para la peor de las fiestas del mundo, con cuerpos como el que nunca voy a tener, y modelos de hombres que no me interesan en absoluto. Quiero decir con esto, lo socialmente malo no debe ser que me guste jugar con camioncitos y tractores, sino que no me gusta jugar con Barbies.
Es que es parte de un combo. Imaginemos tres campos como los únicos campos posibles: las películas, los libros y la noche. Del primero fue el último párrafo. ¿Los libros? De más está decir que dentro de mi prejuicio está que las mujeres Fashion TV no son grandes adictas a la lectura, pero si lo fueran seguramente leerían algunas de esas novelas que me aburren de tontas y cliché. Y sobre la noche: las noches de las mujeres FTV son dentro de vestidos en los que mi lindo cuerpo no cabe y detrás de hombres que parecerían una replica exacta de esas mujeres prefabricadas pero con el sexo invertido.
No es que me burle, ni que sea incapaz de querer a la gente así, es sólo que no es a quienes quiero tener llorándome dentro de 60 años frente al cajón. Bueno, quizás exagero un poco, está bien. FTV me gusta de a ratos. A veces, cuando hacen esos especiales sobre lugares del mundo lo tengo puesto en la tele por meses enteros. Ya saben lo que dice la frase: “la gente con mente pequeña habla de personas, la de mente un poco más elevada discute lugares y las más altas discuten ideas”. (Hasta ahora este escrito ha ido sobre las dos primeras, prometo no defraudar en el próximo párrafo).
La conclusión a la que arriba esta nueva fuga del tiempo es: uno puede discutir sobre moda, mirar FTV a veces, sentirse fascinado(a en mi caso) por la sangre, querer viajar por el mundo, amar los efectos especiales y así y todo poder seguir considerándose parte de la raza humana. ¿No cierto? O quizás i got it all wrong y debería renacer para volver a empezar. Lo único que pido es que por favor si eso pasa, no vuelvan a cruzarme con Nietzsche o vamos a tener que volver a empezar todo de nuevo.

0 comentarios: