Teorías amorosas a la menos uno

Que pocas ideas hay en este mundo. Una vez hicieron una serie sobre hospitales que se llamó ER y de ahí en más miles de series sobre hospitales, amoríos y cosas por el estilo. (Cada vez que vemos series de hospitales con una amiga mía ella hace el repugnante comentario de “vos porque no sabés lo que son los hospitales en la vida real, es un todos contra todos”).
No, pero yo iba a otra cosa. Hay tantos campos sobre los que se pueden hacer historias. A ver, pensemos, no hay ninguna serie sobre un súper supermercado, o sobre un crucero en continuo movimiento. ¿Por qué se las rebuscan por rehacer lo que ya está hecho? Es más lindo ser original. Es más lindo ponerse lo que a uno se le ocurre encima del cuerpo que lo que un catálogo de marcas me dice que me tengo que poner. Dejando de lado las teorías conspirativas que dicen que las modas fueron un invento de los judíos para que la ropa se tire y se vuelva a comprar de una temporada a la otra, o de que de todas las cosas hay alguien enriqueciéndose detrás: ¿qué tiene de divertido salir un sábado a la noche y que toda entera la pista de baile esté vestida del mismo color, o en los mismos tonos al menos, con los mismos zapatos y los mismos peinados en las cabezas? A veces pienso que les hacemos a los hombres la tarea muy fácil si nos vestimos de ese modo. Su búsqueda empieza por homogeneidad: son todas iguales. ¿Se fijarán en algún segundo atributo para decidir si estar con una o con otra? ¿O simplemente se quedarán con el “se ven iguales, deben ser iguales”? Me tiro a lo segundo.
Me desagrada la idea del amor al por mayor, la cosa esa de estar con uno porque casualmente me crucé con ese, pero que si no fuera ese podría ser cualquier otro. Prefiero la soledad, la vida de ostra como diría Bridget, al estar cambiando de hombre como de vestido. Es aburrido. Uno termina por no conocer a nadie. Son relaciones de vidriera, el tener un novio para mostrarlo o “decir que se lo tiene”. Me parece feo y poco atractivo. Como si los hombres (o al inverso, las mujeres) fueran objetos coleccionables que podemos acumular. Tengo a este, este, este y este. Y después esas conversaciones interminables de las mujeres entre las mujeres que pareciera que a veces sólo pueden hablar de hombres, discutiendo si en ese mensaje quiso decir esto o lo otro. Y si lo tienen, entonces es oportuno encarcelarlo como si se tratara de una mascota y prohibirle la visita de extraños. Reprimirlo, recriminarlo, hartarlo. Esa es la visión de amor que desprecio.
Viendo Vicky Cristina Barcelona i came up with the idea of un tipo de amor que simplemente se siente. Algo así como la proposición de “vamos a pasar un fin de semana a algún lugar y no importa lo que pasé después o los pensamientos represores del durante”. Como si amor fuera solamente esa búsqueda constante, ese enamoramiento. Que después cuando el tiempo pasa se pierde y que ni siquiera hay que intentar hacerlo volver.
Me cambió un poco la cabeza. Me pasé tanto tiempo pensando en que el amor se construye, se arma y desarma como si fuera un móvil hecho de palitos de helado que no se me cruzó que quizás “amor” fuera un simple momento con la persona menos esperada, donde hubiera un par de puntos en común para poder tener alguna charla interesante frente a una copa de vino en Barcelona y nada más. Después cada cual a su casa y un lindo recuerdo para guardar dentro de uno. Si en definitiva el amor es para uno mismo. Por más que lo gritemos y repitamos, lo que sentimos, es exclusivamente para nosotros mismos, y nadie, ni nada, puede hacer que eso cambie mientras está pasando.
Desde ese entonces ya no me interesan los amores a lo torre de Babel que buscan tocar el cielo con las manos. Quiero lo instantáneo. Nací en la posmodernidad. Qué más puedo querer. Conocer a alguien, ver su alma con las manos y enamorarme hasta la médula, y a que cuando el amor pase, no intentar remontarlo como a un barrilete, dejarlo caer y enterrarlo para quedarse con el recuerdo.
Igual es una idea. A veces cuando suelto ideas así al cosmos siento como si dejara a la intemperie algo tan grande e indefendible que una simple crítica podría partirme a la mitad. Pero bueno. Sobre ideas y gustos no hay nada escrito. ¿O era sobre gustos simplemente? De todos modos lo dejo ahí, escrito. Si a alguien le parece engominoso siempre me puede agregar al facebook. (Que lo parió con lo tecnológico che)

1 comentarios:

Sélavi dijo...

la gente no tiene ideas porque en este mundo posmoderno dejaron de ser necesarias. las series son una porqueria, los programas a toda hs venden una cosa tan pero tan pobre que te dejan con ganas de llorar, y no encontras la rta a "¿que nos hemos hecho?". seguiremos consumiendo una pila de cosas sin saber el porque, hasta que dejemos de hacerlo, cuando vayamos mas al parque, a la laguna o rio. andate al patio de tu casa, y el shopping, los comercios gigantes que venden aparatitos para resolver los problemas creados por las otras cosas que compraste en otro comercio, todo eso, se reducira. y yo, y vos tendremos un exisita interioridad, tal que dara asco.
siempre me gusto creer que y la tengo