YSL

Ahí está. Parado digno de sí mismo. El resultado de la espera. Es de un saco Yves Saint Laurent que compré después de meses de ahorro. Desde donde estoy lo veo en su percha. Su sola personalidad me invade por completo. Su presencia me incomoda.
Es un saco, pienso luego. Tafeta, hilo y botones. Alguien que no conozco tomo esos elementos y los hizo una sola cosa. Con carácter, claro. Cada terminación, cada dobladillo vale el primer centavo.
Y sin embargo esa sensación. Como si mi mundo sartreano y él no encajaran. Como haber introducido un elemento más en la pecera (léase: Le Hérisson ).
Debe ser que dejé entrar al capitalismo a mi casa y ahora yo también soy parte de la máquina.

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